Atisbo la realidad a través del espejo
pero no lo quiero cruzar, aún no.
Me quedo en mi fantasía y mi otro yo
se retuerce entre manos ensangrentadas.
La culpabilidad devora.
La culpabilidad mancha,
ennegrece el alma.
Oculta la mano que empuñó el arma
y avanza de espaldas hasta el espejo.
Ya estás dentro, intenta escapar si puedes.
Escrito hoy a medio día.
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