viernes, 11 de enero de 2013

Dolor

La guadaña de la muerte
a veces no es tan afilada,
abre surcos en la piel,
pero el alma no perece.

Se retuercen las entrañas,
mueren sueños y esperanzas.
Su caricia te destroza,
mas la vida no se acaba.

Pesadilla hecha real.
Querer y no poder despertar.
Sentir las alas quebrar.
Sufrir y no parar de llorar.

El dolor que mata al ángel,
el perdón que nunca llega,
la incertidumbre que ciega,
el tormento que renace.