domingo, 19 de agosto de 2012

Autocondena

No termina de sorprenderme la determinación
con la que me lanzo a jugar a la ruleta rusa,
aún sabiendo que el tambor del revólver está lleno.
La necesidad que tengo de apretar el gatillo
aún conociendo las consecuencias.
No sé si esta es la cruz del que no tiene nada que perder,
o la locura del que quiere poseerlo todo.
No importa, el resultado siempre es el mismo.
Lo arriesgo todo por una apuesta perdida de antemano,
como esperando a que la bala se encasquille,
salvándome del destino que yo mismo escogí.

Escrito entre Julio y Agosto de 2012 (Nota mental. A partir de ahora apuntar las fechas)

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