miércoles, 24 de octubre de 2012

Oscuridad

Estás ante un paisaje nublado.
El olor a descomposición es fuerte,
te provoca arcadas.
Das dos pasos y se te hunden
los pies en el fango.
Tus ojos atraviesan la neblina y ves,
ves expresiones de ira, de dolor;
ves rostros retorcidos en muecas
imposibles de definir.
Angustia, miedo, tristeza y,
¿qué puede ser eso? No lo sabes.
De la superficie burbujeante del
cenagal en el que te encuentras
surgen manos que te señalan.
Gemidos sin vida resuenan en tus oídos.
Te llaman, quieren que estés con ellos.
Te entra el pánico e intentas retroceder,
pero alguien te sujeta.
Miras por encima del hombro y te ves
a ti mismo, sonriendo con maldad.
"Debes pagar", te dices.
Tu otro yo te empuja, los seres
del fango te agarran y te hunden en él.
Intentas gritar, pero el lodo te
llena la boca y te impide respirar.
Con tu último suspiro, comprendes.
La oscuridad de tu corazón, ennegrecido
con el transcurrir del tiempo,
ha acabado por devorarte.

Escrito el 23 de Octubre de 2012

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