jueves, 28 de marzo de 2013

A Berenice

A vos, bella dama de ropajes negros,
que convertís lo baladí en elixir,
que vuestras palabras suturan el alma
y anidan allí donde reina la calma.

A vos, que poseeis la gracia de un ángel
y camináis por senderos tenebrosos.
que sois incapaz de apreciar vuestros dones
y os obcecáis en no ver lo hermoso.

A vos, que a algunos nos servís de lucero,
la salvación de los que están en el cieno.
A vos, que vivís en un engaño ilusorio,
y os enfrentáis a él combatiendo el miedo.

A vos os dedico estos míseros versos,
cuanto menos humildes y recelosos.
A vos os dedico mis pensamientos,
y os reservo un rincón en el mejor sitio.

A vos os entrego mis mejores deseos,
con la promesa de mejores tiempos.
A vos os entrego mi capa, mi espada,
mi armadura, y con ello mi orgullo.


El nombre del poema tiene su sentido, aunque no lo parezca.

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